Él acababa de salir de la ducha y las gotas de agua que resbalaban por su cuerpo le conferían una apariencia tentadora.
Estaba a 50 m, pero yo sentía sus manos recorriéndome, su aliento en mi cuello…la excitación sacudía mi cuerpo con escalofríos de impaciencia.
Lentamente mi abrigo se deslizo dejando mi cuerpo desnudo al descubierto. La verdad es, que siempre había querido hacer eso. Y su intensa mirada clavándose en mí con lujuria, no hizo más que afirmar que había estado acertada.
Apoye la espalda en la pared, arqueando el cuerpo hacia delante. Incitándole a acariciar mí pecho. Y dio resultado, porque al momento sentí su lengua húmeda rozando levemente mis pezones y sus calidas manos sujetando a mi trasero.
Mis piernas empezaron a temblar, y aunque el me tenia bien sujeta el instinto me hizo aferrarme a sus hombros, lo que él aprovecho para liberar una mano y utilizarla para acariciarme lentamente.
Sus manos fuertes rozaban suavemente la piel el interior de mis muslos, y ascendían perezosamente. Tanto se prolongó la lenta subida, que no pude reprimir un suspiro de satisfacción cuando sentí que sus dedos se enredaban en mi pubis.
Su boca me quemaba el cuello, la oreja…pero nunca se acercaba a mi boca. Sentir su respiración en mi piel me hacia estremecer.
Con rápidos movimientos empezó a hundir sus dedos en mi interior.
Oleadas de placer me recorrían. Quería más.
Cuando por fin abrí los ojos, vi que me había tomado más tiempo del necesario. Al día siguiente tenia clase.
Así que me acomode el pijama, me di la vuelta y satisfecha me sumergí en un sueño reparador.
Recrearme siempre me resulto placentero, pero desgasta mucho…

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